MI
QUERIDO SONSONATE
Primera
Edición
2009
Derechos
Reservados al Autor.
NOTA
DEL AUTOR
La obra que se presenta nace de la necesidad
de conocer un poco sobre la historia de Sonsonate, pues al buscar información
solamente pude encontrar un libro que hablaba de nuestro departamento, pero que
ya estaba desfasado, en el sentido que poseía mas de medio siglo desde su
primera edición.
Recolectar datos no fue tarea fácil, puesto
que requirió mas de un año, para poder llegar al producto final, pero sabiendo
que puede mejorarse en el futuro. Además me encontré con las limitantes
normales que cada investigador se topa como son los escasas fuentes
bibliográficas, ayuda de personas de la comuna y la Biblioteca Municipal
entre otros; rara cosa pues ha pesar que se han invertido millones en mejorar
infraestructura municipal, jamás se ha preocupado por parte de ninguno de los
gobiernos edilicios que han llegado y se
han marchado, en dejar siquiera una obra que denote la preocupación cultural
obligatoria para las nuevas generaciones.
Por otra parte al pedirle a personas que me
proporcionaran fotografías, me respondían que luego y ese luego no llego, pero
esto creo en mi persona la obligación de dedicarle mas pasión a estos escritos.
Finalmente quiero agradecer a las personas
que me enviaron fotografías e información, personas altruistas que se
encuentran en el extranjero y que confiaron en este proyecto, sin importarles
no lograr ningún beneficio aparte de la herencia que se plasma en estas líneas.
Atentamente
Para
mi Querido Sonsonate.
Lic.
JOSE ALEJANDRO NERIO PINEDA
PEDRO DE
ALVARADO LLEGA A EL SALVADOR
BATALLA DE ACAJUTLA
Hernán Cortés, después
de haber consumado el dominio sobre la ciudad de Tenochtitlan, delegó la conquista de los
territorios localizados al sur a Pedro de Alvarado. Este partió en diciembre de
1523
al mando de unos 300 soldados españoles y más de cinco mil amerindios sumados a las tropas. Alvarado sometió
a los pueblos del actual territorio de Guatemala, entre ellos los Quichés; hecho que favoreció a los conquistadores
al conseguir el apoyo de otro pueblo rival: los Kakchiqueles, quienes se
sumaron a las tropas y apoyaron la campaña contra el vecino enemigo de los
pipiles.
Las huestes llegaron al actual territorio de El Salvador, cruzando el río Paz, el 6 de junio de 1524.
Ante el arribo de los conquistadores, los pobladores cercanos decidieron huir.
El
6 de junio de 1524 penetró en Mochizalco,[1]
el ejército español que capitaneaba don Pedro de Alvarado; el 7, ocupó sin
resistencia alguna el abandonado pueblo de Acatepeque[2];
y el 8, en las llanuras de la costa[3],
en Acajutla, contempló el numeroso ejército indígena destinado a ofrecer la
primera resistencia de los pueblos yaquis o pipiles a los invasores iberos. El
jefe español, en carta de 28 de julio de 1524, informó a Hernán Cortés que en
las llanuras de Acaxual, "vio los campos llenos de gente de guerra en él,
con sus plumas y divisas, y con armas ofensivas y defensivas, en la mitad de un
llano"; pero que como había un monte próximo, en donde los soldados
indígenas podían refugiarse y hacer nugatoria la acción de la caballería la más
poderosa arma de la conquista, dispuso retirarse en busca de un paraje más
propicio para entablar la batalla. Esa estratégica retirada de Alvarado fue
tomada por los indios como sinónimo de debilidad y miedo, pues ¿qué podían
hacer 100 jinetes y 150 infantes blancos, más 5 ó 6 mil indios auxiliares,
contra los millares de soldados nativos, invictos otrora en mil combates? "Fue tan grande el
placer que hubieron desde que me vieron retraer dice Alvarado a Cortés- que me
vinieron siguiendo hasta llegar a las colas de los caballos y las flechas que
echaban pasaban en los delanteros". Alejados los aborígenes del monte
cercano a Acaxual, el feroz Tunatiuh, que tal nombre daban los indios al jefe
español dio órdenes de dar media vuelta y atacar despiadadamente al adversario.
"Di vuelta sobre ellos con toda mi gente dice y rompimos por ellos, y fue
tan grande el destrozo que en ellos hicimos que en poco tiempo no había ninguno
de todos los que salieron vivos". La victoria de las armas españolas, sin
embargo, no fue fácil. Los defensores del suelo nativo mataron infinidad de
soldados indígenas auxiliares, hirieron a un considerable número de combatientes
españoles y el propio don Pedro de Alvarado recibió un flechazo en el muslo de
la pierna izquierda, que se incrustó en la silla, herida que lo dejó cojo para
toda la vida, teniendo que usar, para no parecerlo tanto, una suela de cuatro
dedos de corcho. Refiere la leyenda que fue el príncipe Atonal[4]
o "Sol de agua", jefe de los ejércitos de Acaxual, el que lanzó el
tremendo flechazo contra don Pedro de Alvarado. Por espacio de ocho meses,
hasta mediados de febrero de 1525, el jefe español estuvo en trances de muerte
a causa de dicha herida en Acajutla, curándose de las heridas sufridas,
permanecieron los españoles por el término de cinco días, al cabo de los cuales
partieron rumbo a Tacuzcalco.
La batalla de
Tacuzcalco fue más sangrienta que la de Acaxual; pero al final los españoles se
impusieron gracias a sus mejores Armas. Al ver tan grande
destrucción entre sus hermanos, Atonal
escapa con los sobrevivientes hacia los montañas. Pedro de Alvarado lo ve y ordena a sus hermanos Gonzalo y Jorge:
seguidlo, rápido; alcanzadlo y matadlo. Él es el culpable de mi cojera.
Atonal y sus hombres se han protegido detrás de unas grandes
rocas, están dispuestos a vender muy cara su derrota. En aquel trance mortal, Atonal recuerda su promesa: mi
vida por nuestra gente, oh gran Señor y lanzando un atronador grito de
guerra, se sale de su escondite y se abalanza sobre sus perseguidores; en una
mano lleva su pértiga y en la otra su mazo. El príncipe logra llegar cerca de sus enemigos, su Jabalina se clava en el hombro de uno de los
hombres. Pero cuando se aprestaba a dar un golpe mortal con su porra a Jorge de Alvarado, Gonzalo, mejor
ubicado, usa su mosquete y dispara dos veces, Atonal cae herido de muerte.
Afirman los sobrevivientes que después del Martirio, su cuerpo fue llevado con amorosa
devoción, por sus hermanos hasta la ciudad de Caluco. El alma de aquel Soldado, fue tomada por varias Águilas (que aparecieron del horizonte) y
depositada en el "cielo de los dioses", a la diestra del Señor Quetzalcoatl, en donde vive para siempre.
Figura 1.
Silueta de Atonal.
FUNDACION DE LA VILLA LA SANTISIMA TRINIDAD
ACCION COLONIZADORA
La acción colonizadora llevada a cabo en lo que hoy es El Salvador
por los españoles de ultramar en el siglo XVI, se concretó en la fundación de
cuatro urbes de civilización europea: la villa de San Salvador Cuzcatlán
(1525), la Ciudad
de los Caballeros (1530, de efímera existencia), la villa de San Miguel de la Frontera (1530) y la
villa del Espíritu Santo de Sonsonate, más tarde llamada de la Santísima Trinidad
o simplemente La Trinidad
(1552). Esta última colonia fue edificada en la rica y próspera provincia de
los Izalcos, que comprendía el área geográfica que hoy corresponde a los
departamentos de Ahuachapán y Sonsonate, con exclusión de los municipios de San
Julián Cacaluta, Cuisnahuat y Santa Isabel Ixhuatán (antes Zapotán), pueblos de
la provincia de San Salvador o Cuzcatlán. Los límites de dicha provincia eran,
por consiguiente, el río de Ahuachapán o de Paz, al Oeste; el río
Achichihua-Chiquihuat, al Este; la
Sierra de Apaneca, al Norte; y el Océano Pacífico, al Sur.
Esa región costeña, de exuberante vegetación y densamente poblada desde los
tiempos precolombinos, fue conquistada por el Adelantado don Pedro de Alvarado,
cuando pasó a la conquista de Cuzcatlán, en junio de 1524; pero es
completamente falso que este osado y sanguinario conquistador a quien los
indios mejicanos dieron el sobrenombre de Tunatiuh, "el Sol" haya
fundado la villa de la
Santísima Trinidad de Sonsonate el 26 de mayo de 1524, datos
apócrifos que, durante muchos años, adoptaron nuestros historiadores como
verdades inconcusas. Posteriormente, completaron esa conquista los capitanes de
Alvarado: primero, Pedro de Portocarrero y Diego de Rojas; después Pedro de
Solórzano y Pedro Ortes de Velasco, más tarde vecinos de Chiapas; y luego don
Juan Vásquez de Coronado, caballero noble de Salamanca, descendiente de los
señores Reyes de Francia, y Gaspar Arias de Avila, figura prominente en la
conquista de estas latitudes.
DESARROLLO
ANTIGUO
Durante el segundo
cuarto del siglo XVI, la provincia de los Izalcos fertilizada por la corriente
fluvial del Río Grande de Sonsonate y por un mil de riachuelos, afianzó su
importancia económica en la
Gobernación de Guatemala, no sólo por sus numerosos y
riquísimos pueblos de encomiendas, sino también por sus huertas de cacao, su
producción del curativo y cada vez más solicitado bálsamo negro, y su
activísimo puerto de Acajutla, válvula por la cual las ciudades de Santiago de
los Caballeros y San Salvador de Cuzcatlán hacían el comercio marítimo con la Nueva España
(México), el Perú y España (vía Panamá). A mediados de dicha centuria,
numerosas familias de españoles dedicados al comercio en grande y pequeña
escala, se habían establecido, lenta y progresivamente, en los pueblos
indígenas precolombinos ubicados más o menos cerca del Centzunat o Río Grande
de Sonsonate. Así, europeos peninsulares y naturales vivían en promiscuidad en
los pueblos de Nahulingo, Tacuzcalco (extinguido), Caluco, los Izalcos
(Asunción y Dolores) y otros, no obstante que leyes reales prohibían
terminantemente la convivencia de las dos razas la blanca y la cobriza, no por una
torpe discriminación racial que España jamás la intentó, sino porque una
dolorosa experiencia había puesto de manifiesto los vejámenes que, en esos
casos, recibían los lugareños o nativos de parte de los conquistadores. A raíz
de esa promiscuidad ilegal, en los pueblos aborígenes precitados, los jefes de
familia indios llamados a cultivar la tierra y a cuidar preferentemente las
huertas de cacao, cuyo fruto constituía uno de los tributos más apreciados por la Real Corona , se habían
descuidado de sus sementeras, pues por temor a los mercaderes españoles
domiciliados en sus comunidades, se negaban a abandonar sus sácales o ranchos,
sus mujeres y sus haberes, fáciles presa de la rapiña y de la inmoralidad de
los audaces aventureros que vinieron de lejanas tierras a poblar estas
comarcas. Esa inactividad agrícola, esa falta o ausencia de labranzas, por
motivos tan justificados, iba en perjuicio de la Real Corona y de la
economía provincial.
FUNDACION
DE SONSONATE
En el año de 1552,
ejerciendo las funciones de alcalde mayor de Acajutla y sus términos el
conquistador don Gonzalo de Alvarado, surgió en la provincia de los Izalcos el
primer establecimiento o colonia de españoles, con el título de villa y el
nombre del Espíritu Santo. Esta urbe española fue fundada a iniciativa del
mercader don Antonio Domínguez, quien interesó para ello a otros mercaderes que
radicaban, provisionalmente, en los pueblos de indios y en bohíos improvisados
a orillas del Río Grande de Sonsonate, y se llevó a cabo con la anuencia y
autorización del funcionario real don Gonzalo de Alvarado. A falta de
agrimensor real, el mismo Domínguez hizo el trazo de la incipiente urbe: fijó
la manzana que debía ocupar la plaza pública o plaza mayor, la destinada a
iglesia parroquial y convento, y la destinada para edificio de cabildo y demás
dependencias burocráticas. En seguida, los cofundadores recibieron sus lotes y
el iniciador de esta auténtica fundación, con un gasto de 5 ó 10,000 pesos de
oro de minas, construyó cinco o seis casas. Mediante el concurso de todos los
colonos se construyó, asimismo, una iglesia o ermita de bahareque con techumbre de paja, y en ella
ofició repetidas veces el santo sacrificio de la Misa , uno de los curas
comarcanos. Los colonos de la villa del Espíritu Santo de Sonsonate, que"
reconocían como autoridad real inmediata al citado alcalde mayor don Gonzalo de
Alvarado, sacaron "un testimonio" (Acta de Fundación) de todo lo
actuado, y comisionaron al cofundador don Cristóbal de Zuleta, en concepto de
Procurador del embrionario núcleo colonial, para que a lomo de caballo se
trasladara a la
Antigua Guatemala y se constituyera en la Real Audiencia , a
la sazón presidida por el licenciado Alonso López de Cerrato gran protector de
los Indios, solicitando a este organismo de gobierno superior la confirmación
de ley correspondiente. No consta, documentalmente, la respuesta dada a los
vecinos de la villa del Espíritu Santo de Sonsonate, pero dados los
antecedentes y circunstancias de la época, fácil es comprender que la iniciativa
y realización de don Antonio Domínguez, contó con la absoluta aprobación de la Real Audiencia de
Guatemala, máxime si se tiene presente que, con fecha 21 de diciembre de 1549,
el oidor doctor Tomás López, en interesante informe a ese cuerpo gubernativo y
judicial, había hecho ver que en la provincia de los Izalcos "hace falta
una villa de españoles". Fundar una colonia es edificarla materialmente,
hacer su trazo, construir viviendas, levantar iglesias, tomar posesión de la
tierra con ánimos de permanecer en ella, y gramaticalmente, por fundación se
entiende, y así es en efecto, el principio, erección, establecimiento y origen
de una cosa. El antiguo y célebre cosmografocronista don Juan López de Velasco,
en su "Geografía y Descripción Universal de las Indias y demarcación de
los Reyes de Castilla" (obra escrita de 1571 a 1574) no estuvo
errado al afirmar categóricamente, que Sonsonate fue fundado en 1552.
MUTACION
Y CAMBIO DE NOMBRE
En el año de 1553
eran: alcalde ordinario de la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala
el encomendero de Asunción Izalco don Juan de Guzmán y alcalde mayor del puerto
de Acajutla y sus términos, en sustitución de don Gonzalo de Alvarado, el
caballero don Francisco del Valle Marroquín, alias "el Bruxo",
sobrino muy querido del primer obispo de la diócesis de Guatemala monseñor
licenciado don Francisco Marroquín. Ambos personajes, en uso de sus
atribuciones y en un todo de acuerdo con la ley (Ordenanzas de Barcelona) y con
la anuencia de la Real Audiencia de Guatemala, echaron sucesivamente de los
pueblos indígenas de Nahulingo, Caluco, Tacuzcalco y los dos Izalcos (Asunción
y Dolores) a los mercaderes españoles que tantos males causaban a los
lugareños.
No sólo eran los
mercaderes civiles, por otra parte, los confabulados para vejar a los
aborígenes, pues consta en numerosas cédulas reales que "hay muchos
clérigos que tratan y contratan como legos, dando mal ejemplo de sus
personas" y que compelían a los indios moralmente y aun por la fuerza, a
que les suministraran "cacao, candelas y tostones" a título de
onerosas limosnas. Cuando tuvo efecto la expulsión de los citados mercaderes,
la estación de las lluvias que en nuestro país se inicia en las postrimerías de
abril y termina a fines de octubre, se había entronizado, pues consta,
documentalmente, que varios de los expulsados se quejaron más tarde ante la
autoridad real, porque el señor del Valle Marroquín los echó a las calles,
fuera de las casas, sin consideración a las fuertes lluvias que caían. Como
cien o más familias de españoles mercaderes familias constituidas por unas 500
ó 600 personas expulsadas de los preindicados pueblos de indios, se vieron en
la necesidad de sentar reales en el casco de la Villa del Espíritu Santo de
Sonsonate y en sitios próximos a él, así como a orillas del Centzunat o Río
Grande de Sonsonate, en espera de que la Real Audiencia de
Guatemala les diera, en definitiva, un asiento legal y permanente. Con el
objeto de remediar muchos males en la provincia de los Izalcos y resolver, en
firme, la petición de los colonos de la villa del Espíritu Santo de Sonsonate, la Real Audiencia de
Guatemala envió a esa comarca al oidor decano licenciado don Pedro Ramírez de
Quiñónez, y en su compañía al señor obispo licenciado don Francisco Marroquín.
Consta, documentalmente, que en la primera quincena de agosto de 1553 se
encontraban ya en estas latitudes los citados representantes del poder temporal
y del poder espiritual, y es de presumir lógicamente que en el acto mismo en
que iban a confirmar oficialmente todo lo actuado por Antonio Domínguez,
Cristóbal de Zuleta y otros en 1552, surgieron inevitablemente intereses
contrapuestos y que el juego de éstos obligó al oidor decano Ramírez de
Quiñónez a buscar otro sitio para la colonia, cerca del primitivo
establecimiento, y a hacer un nuevo trazo de la urbe. En efecto, es evidente
que en la villa del Espíritu Santo de Sonsonate, fundada en 1552 por Antonio
Domínguez, los solares próximos a la plaza mayor y a los solares destinados
para la iglesia parroquial, cabildo y otros edificios públicos, se los habían
repartido él y sus cofundadores, y que esto, en manera alguna, podía ser
aceptado por muchos o todos de los poderosos mercaderes alojados.
provisionalmente en la márgenes del Río Grande de Sonsonate. En las urbes
españolas la plaza pública servía de mercado y, como tal, era el centro
comercial por excelencia. Al operarse, como consecuencia de esos fuertes
intereses, la mutación de la villa del Espíritu Santo de Sonsonate, el señor
obispo licenciado Marroquín, por su parte, hizo otro cambio: denominó a la
nueva villa con el nombre de La
Trinidad , o de la Santísima Trinidad ,
nombre con que debía ser conocida en la nomenclatura geográfica de la colonia y
que desde antes de 1550 se daba ya a las tierras bañadas por el Río Grande de
Sonsonate. El nuevo nombre de la urbe Española pareció desde un principio
demasiado largo, villa de la Santísima Trinidad ; de ahí que los vecinos no
tardaron en ponerle el sobre nombre de Sonsonate, por ser éste el nombre de la
corriente fluvial a orillas de la cual se estableció la colonia (Centzúnat o
Centzunapán). Por su parte, los cronistas del siglo XVI no se olvidaron de
especificar que "la villa de la Santísima Trinidad ,
en lengua de indios (se llama) Sonsonate" (Juan López de Velasco). Los
sucesos de 1553 en manera alguna pueden considerarse como la fundación de la
moderna ciudad de Sonsonate, pues en este año lo que ocurrió fue un cambio de
asiento y un cambio de nombre, una mutación y no una refundación siquiera. Un
testigo presencial de estos sucesos, el presbítero Francisco Monterrosa, afirma
categóricamente que el oidor licenciado Pedro Ramírez de Quiñónez "les dio
sitio y se los dio con parecer del Reverendísimo Obispo de Guatemala
(licenciado Francisco Marroquín), el cual les bendijo solar para la iglesia y
nombróla villa de la
Santísima Trinidad ". Establecida la colonia en "un
llano barrancoso", como apunta López de Velasco, el oidor decano
licenciado Ramírez de Quiñónez hizo el trazo de la nueva urbe, fijó los solares
que debían ocupar la plaza pública, la iglesia y el convento, el cabildo y
demás dependencias del gobierno, y luego procedió a repartir los solares entre
las 500 ó 600 personas que habitaban en la villa del Espíritu Santo de
Sonsonate, que se despobló por esa circunstancia, y en las márgenes del Río
Grande de Sonsonate. En seguida, con los poderes que llevaba, el funcionario
real constituyó el primer ayuntamiento gobierno local, y dictó las Ordenanzas o
leyes que debían regir a los colonos de la Santísima Trinidad
de Sonsonate. La segunda casa que se edificó en la nueva villa fue la de un
célebre mercader español, más tarde alto funcionario al servicio de su Majestad
Felipe 11: el mercader Juan de Pineda. Antonio Domínguez aparece, en los fastos
de Sonsonate, como el legítimo fundador de esta población.
PROGRESO
DE LA VILLA
La primitiva villa
del Espíritu Santo, mudada a otro sitio y con una nueva denominación, Santísima
Trinidad o simplemente La
Trinidad , creció asombrosamente en población e importancia, y
aunque no es dable reconstruir en detalles su prístina historia, es cuestión
indudable que la Real
Audiencia de Guatemala no tardó en nombrar un alcalde mayor
en ella. El año de 1558 desempeñaba este elevado cargo, uno de los más
apetecidos, el español Alonso de Paz. Años más tarde desapareció la alcaldía
Mayor de Acajutla, y la villa de españoles vino a ser la cabecera indiscutible
y sede del gobierno en la antigua provincia de los Izalcos
En febrero de 1563
Su Majestad Felipe II nombró a Francisco de Megaña alcalde mayor de la villa de
la Santísima
Trinidad de Sonsonate, siendo la primera vez que el soberano
castellano proveyó este cargo. El presbítero Domingo Juarros, en su
"Compendio de la
Historia de la
Ciudad de Guatemala ", hablando de Sonsonate dice que
"los protocolos y registros de los Escribanos de esta villa, (se quemaron)
en un incendio general que hubo por Enero de 1564"; y en un escrito del
Padre Pérez, intitulado "Crónica...", se dice que "el gran
incendio de la
Santísima Trinidad " ocurrió "en mayo de 1564".
El cosmografocronista don Juan López de Velasco, por su parte, habla de dos
incendios que destruyeron a Sonsonate. A causa de esos siniestros, la autoridad
edilicia legisló en el sentido de no permitir en lo sucesivo, la construcción
de casas que no fueran de adobe o bahareque y teja, pues las casas pajizas y de
madera no ofrecían seguridad alguna. En febrero de 1572 el ayuntamiento
sonsonateco presentó una exposición al doctor don Antonio González presidente
de la Real Audiencia
de Guatemala, solicitándole que se concediera a sus alcaldes ordinarios la
facultad de poder ejercer sus oficios en toda la jurisdicción del alcalde
mayor. La petición fue trasladada al ayuntamiento guatemalteco y con fecha 6 de
dichos mes y año fue rechazada enérgicamente según consta en el V Libro de
Actas del Cabildo. No obstante, el presidente doctor González confirió a los
alcaldes ordinarios de la villa una prerrogativa tan extraordinaria como la que
pretendían.
FUNDACION
DEL CONVENTO DE SANTO DOMINGO
En las antiguas
crónicas de la Orden de los Predicadores de los Santos Evangelios u Orden de
Santo Domingo de Guzmán, consta que el 20 de enero de 1570, los frailes
dominicos celebraron Capítulo intermediario en el convento de Cobán, provincia
de Verapaz, siendo padre provincial fray Tomás de Cárdenas. En dicha reunión,
en la que salieron electos definidores fray Gaspar de Rodríguez, prior de
Cobán; fray Juan Beltrán, vicario de San Salvador, fray Diego Martínez, predicador
general, y fray Tomás de Aguilar, se dispuso la fundación de dos nuevas casas
de la Orden: una, en la provincia o alcaldía mayor de Sonsonate, y la otra, en
Tecpatlán, provincia de los Zoques. En cuanto a la primera se le señaló como
asiento provisional el pueblo indígena de Tecpan-Izalco (Dolores y Asunción
Izalco), no sólo porque era el núcleo humano más densamente poblado de la
comarca sino también por sus riquísimas huertas de cacao y por el florecimiento
de su industria y comercio. Sin embargo, los definidores dieron amplias
facultades al padre provincial fray Tomás de Cárdenas, para que él escogiera el
mejor asiento y para que a su voluntad la dotara de prelados y súbditos,
acordándose lo mismo respecto a la de Tecpatlán. Ese mismo año el venerable
fray Tomás de Cárdenas, en unión de otros frailes, fundó en la villa de la
Santísima Trinidad de Sonsonate el convento e iglesia de Santo Domingo, que fue
colocada bajo el patronato, del Santo Angel de la Guarda, escogiéndose como
solares el local que actualmente ocupa el Hospital San Juan de Dios. El 20 de
enero de 1572 los frailes dominicos celebraron un nuevo Capítulo, esta vez en
el convento de Guatemala. Salió electo padre provincial fray Juan de Castro hijo
espiritual del convento de Burgos, España y fueron definidores fray Alonso de
Noreña, prior de Ciudad Real; fray Domingo de Azcona, prior de Cobán; fray
Gerónimo de San Vicente, y Fray Juan de San Esteban. En ese Capítulo se
aceptaron por Casas de la Orden de los Predicadores las fundadas en la villa de
la Santísima Trinidad de Sonsonate y en el pueblo de Tecpatlán; se declaró que
la primera era más antigua que la segunda; y dióse a aquélla por jurisdicción
todo el corregimiento de Sonsonate o provincia de los Izalcos y a ésta todos
los pueblos que administraban antes los religiosos que allí vivían, desde
Tabasco hasta Guazacualco inclusive. Asimismo, según consta en el Acta
Capitular respectiva, se nombró primer vicario del convento de Santo Domingo de
Sonsonate a fray Antonio Palacios o de Vivanco. Apenas establecidos en el
corazón de la populosa y progresista villa, los dominicos trasladaron el teatro
de sus operaciones al pueblo aborigen de Tecpan-Izalco, abandonando los
céntricos solares que para iglesia y convento les habían señalado y dado en
posesión las autoridades edilicias de Sonsonate.
SONSONATE
HACIA 1573
El ya tantas veces
citado Juan López de Velasco (1571-1574) hace la. siguiente descripción de la
villa de Sonsonate: "Tiene su asiento en un llano barrancoso en que hay
huertas buenas de hortalizas y melones escogidos; hay buenas casas de teja y
adobes porque hay buenos materiales: eran al principio de paja, y por haberse
quemado dos veces (enero y mayo de 1564) se dió orden como fuesen de teja los
tejados. La tierra de su comarca es muy caliente; caen muchos rayos en ella, y
hay grandes truenos, y es muy fértil de frutos de la tierra y de España, y
señaladamente de cacao, más que otra tierra ninguna, de que se saca por el
puerto de Acaxutla, que está a tres leguas de ella, cada año en cantidad de
trescientos mil ducados; no consienten andar ganado dentro de esta provincia en
veinte leguas que tendrá de contorno, por los cacaguatales, y así se proveen de
carne de fuera de la provincia; hay caza en ella de conejos, como en lo general
se refiere, y en el río moliendas y buen pescado". La población
sonsonateca está representada por unas 2,000 personas repartidas en 400
familias españolas, cuyos jefes eran "mercaderes y tratantes de cacao y
otras cosas, y ninguno de ellos encomendero, porque los repartimientos de esta
comarca son todos de la jurisdicción de Santiago (de Guatemala)". "En
lo espiritual apunta el cosmógrafo cronista es del obispado de Guatemala; es
doctrina de clérigos y curato muy rico; hay en él un monasterio de frailes de
Santo Domingo", y "va en crecimiento este pueblo (la villa de
Sonsonate) cada día por la contratación de cacao". Fundación del Convento
de San Francisco A mediados de junio de 1574 salió de Guatemala, en compañía de
varios religiosos, el padre provincial fray Bernardino Pérez, de la Orden de N.S.P, San
Francisco. "Llegó a la provincia de los Izalcos dice el cronista fray
Francisco Vásquez, en su "Crónica del Dulcísimo Nombre de Jesús de
Guatemala", y llamándosele de la
villa de la
Santísima Trinidad de Sonsonate halló tan buena acogida en
las Reales Justicias, y tanto deseo en los vecinos, de que se fundase convento
de Nuestro. Beatísimo. San. Francisco, que una matrona principal llamada Ana de
Ledesma, ofreció veinte mil pesos de a ocho reales para la iglesia y
monasterio, que se hubiese de fundar, de la Orden de San Francisco". Señaláronse solares
bastantes, y quedó por asiento, hasta que al Capítulo próximo se hiciese
guardianía, el Padre. fray Martín de la Cueva , que había venido poco antes en misión, y
era de la provincia de Andalucía, a quien se le dió por compañero al Padre.
fray Diego Ximénez". "Diósele por titular la Asunción de Nuestra
Señora, por haber sido en su día (15 de agosto de 1574) el que se puso la
primera piedra; aunque a la estrena, a devoción de la matrona (doña Ana de
Ledesma), se le llamó Purísima Concepción (8 de diciembre".
"Comenzaron una obra muy suntuosa de arquería y bóvedas, que no se acabó,
porque la bienhechora murió dentro de pocos años, y heredaron los albaceas,
como lo hacen los que lo son". Estos frailes seráficos ocuparon los
solares que anteriormente se había señalado a los dominicos: donde hoy está el
Hospital San Juan de Dios.
ÚLTIMOS
PROGRESOS DEL SIGLO XVI
En marzo de 1576,
según el oidor don Diego García de Palacio, la producción de cacao de los
Izalcos, controlada por los vecinos blancos de la villa de la Santísima Trinidad
de Sonsonate, ascendía a unas 50,000 cargas que, a un precio común, valían
medio millón de pesos de oro de minas. En 1576 enlutóse el convento de Santo
Domingo de Sonsonate con la muerte de fray Francisco de Santo Domingo, uno de
los religiosos que habían habitado en él desde su fundación. Mientras los
anteriores progresos y hechos se hacían evidentes en la joven villa, las
disidencias entre las autoridades edilicias y las de Guatemala aumentaban cada
vez más. Un enojoso incidente ocurrió por septiembre de 1577 entre los poderes
contendientes: el alcalde mayor de Sonsonate no permitió a don Diego de Guzmán,
alcalde ordinario de Guatemala, portar la vara, símbolo de su autoridad, en los
pueblos de encomienda que tenía en la provincia de los Izalcos. El ayuntamiento
guatemalteco protestó enérgicamente por aquella conducta, alegando derechos de
prioridad y de posesión por real provisión obtenida poco antes; pero los
sonsonatecos rechazaron la protesta y más encarnizada continuó desde entonces
la lucha entre las dos autoridades. El 15 de octubre de 1577 el presidente de la Real Audiencia
doctor Pedro de Villalobos y el padre provincial de la Orden de San Francisco fray
Antonio de Tobar, de común acuerdo, dieron al convento de San Francisco de
Sonsonate, como pueblo de doctrina, los de Mejicanos (hoy barrio sonsonateco),
Apaneca, Juayúa y Salcoatitán. Los pueblos de doctrina del convento de Santo Domingo
eran los de Tacuzcalco, ya extinguido, Nahuizalco, Santo Domingo Huitzapan y
Mejicanos (hoy barrio sonsonateco). Un nuevo incidente se produjo en julio de
1582 entre las dos autoridades en pugna: el alcalde mayor de Sonsonate, señor
Rodrigo de Fuentes, quebró la vara y puso preso al alcalde ordinario de
Guatemala, señor Rodrigo de Gálvez. En 1577 había atravesado el estrecho de
Magallanes el temible corsario inglés Sir Francis Drake y según el cronista don
Francisco de Fuentes y Guzmán, autor de la Recordación Florida ,
"por el mes de junio de 1579, se hallaba este memorable pirata en nuestras
costas para arribar al puerto de AcaxutIa, si bien destrozado, y con pocas
naves". No desembarcó dichosamente en esa ocasión, pero en 1586 volvió a
aparecer a la altura del citado puerto y dio mucho que hacer a los colonos,
pues en la defensa de esta colonia, en campañas y funciones militares, pasaron
entretenidos por espacio de ocho meses sin más novedad que la de estar Drake
"arribado al puerto barlovento dice el mismo cronista, unas veces
apareciendo y otras faltando a la vista de las vigías, y centinelas, que hacía
mayor el cuidado de sobre guardar tanta costa de tierra abierta, desde el 27 de
junio (de 1586), hasta el 12 de febrero de 1587, en que reforzándoles avisos,
de ser surto de su desembarco, y estar saltando en tierra, como de hecho salió
a ella saltando en el puerto de Tonalá (Mizata) y marchando hasta la hacienda
(de este nombre)". No hizo mayor daño Drake que el de posesionarse de una
mujer, que "rendida a la violencia del capitán pirata Francisco Drake hubo
en ella un hijo", cuyo nieto conoció el cronista Fuentes y Guzmán. Hacia
el mismo año de 1586 los monjes dominicos trataron de establecer su iglesia y
convento nuevamente en la capital del corregimiento o provincia de Sonsonate,
más las autoridades locales recurrieron a la Real Audiencia para
que no se permitiera a los referidos religiosos "pasarse, desde el otro
lado del río" (de Sonsonate), pues temían su poder absorbente de riquezas
y otros males. En julio de 1586 llegó a esta villa el padre comisario de la Orden de San Francisco fray
Alonso Ponce y la "Relación Breve y Verdadera", que relata el viaje
de ese monje, dice que aun cuando llegó a las diez de la noche "fue
recibido de los frailes con música de trompetas y campanas". Agrega que
los frailes del convento seráfico eran cinco. "El convento se iba haciendo
de adobes y tapias y teja, y de aposentos bajos". "Sin nuestro
convento dice más adelante, cuya advocación es de la Concepción de Nuestra Señora,
hay otro de la orden de Santo Domingo; fue el prior a ver al padre Comisario, y
lo mismo hizo el alcalde mayor y gente principal del pueblo. Hay también
iglesia parroquial de clérigos, en que de ordinario residen dos curas".
"Tenía ciento y treinta vecinos (unas 650 personas), todos mercaderes y
tratantes, gente muy devota de nuestro estado, las casas son de tapias y
adobes, cubiertas de teja; está fundada aquella villa en la falda de unas
sierras muy altas, casi al pie de ellas, tres leguas del Mar del Sur, donde hay
una playa poco segura, a donde acuden a tomar refresco los navíos que van y
vienen del Perú y de la
Nueva España , y a embarcar cacao que se saca de los Izalcos,
acude allí mucho bálsamo, y truena mucho en aquel pueblo y caen muchos rayos".
En 1589 ocupaba el cargo de alcalde mayor de, la Santísima Trinidad
el poeta español Juan de Mestanza Rivera, de quien hace especial mención don
Miguel de Cervantes y Saavedra, tanto en su "Viaje al Parnaso" como
en "La Galatea ".
En 1590 falleció en el convento de Santo Domingo fray Andrés de San Pablo. En
1591 era vicario del mismo convento fray Francisco de Zepeda. En 1594, según
don Juan de Pineda, Sonsonate tenía una población de 1,500 almas repartidas en
300 familias, y dice que del río vecino pescaban "truchas, que es muy
lindo pescado, muy delicado, y el agua es muy buena y delgada; es tierra
caliente, pero muy sana". En 1597 era vicario del convento de Santo
Domingo fray García de Loaysa.
ETIMOLOGIA
DEL NOMBRE SONSONATE
El cosmográfó
cronista don Juan Lopez de Velasco interpreta así el toponímico Sonsonate:
"Está (la villa de La Trinidad) en la comarca de los Izalcos, junto al río
de Zonzonate de quien tomó nombre, que en lengua de indios quiere decir cuatro
cientas aguas". La "Relación Breve y Verdadera" dice:
"Llámase aquel pueblo en lengua mexicana Zenzonatl, que quiere decir
cuatrocientas aguas, porque por allí hay muchos arroyos y fuentes y ríos, y el
vocablo le llaman Zenzonate". Juan de Pineda dice: "La villa de la
Trinidad, que por otro nombre se llama Zenzonatle, es porque está junto a ella
un río que pasa por un lado, y el río se llama Zenzonatle, que quiere decir
cuatrocientas aguas". El cronista fray Francisco Vásquez es el primero en
mencionar que el nombre de la Santísima Trinidad "en lengua materna es
Zenzontlatl, que quiere decir 400 ojos de agua ", y de él han tomado base,
el presbítero Domingo Juarros y otros, para traducir el nombre de Sonsonate por
"cuatrocientos ojos de agua". El ilustre sabio salvadoreño doctor
Santiago Ignacio Barberena se expresa así: "Sonsonate es vocablo de origen
nahoa: se compone de tzontli, mejor dicho centzontli,
"cuatrocientos", cardinal que servía también para indicar un número
grande e indefinido, como el sexcenti de los latinos y el mirias de los griegos,
y de atl, agua. De manera que centzontli atl, equivale a "mucha
agua", aludiendo sin duda, a la riqueza de ese elemento en la comarca en
que está ubicado Sonsonate". Mucho más aceptable, sin embargo, es la
etimología del profesor Jorge Lardé, por ajustarse ésta a la mecánica de la
toponimia náhuat.
Para el profesor
Lardé Sonsonate, proviene de Centzunat,
vocablo yaqui o pipil que corresponde al Centzontliatl de los aztecas o
mexicanos, significa literalmente "Río Grande", pues proviene de centzunt,
cuatrocientos, término usado para expresar las ideas de "muchos" y de
"grande", y que en la escritura jeroglífica se representaba por una
pluma, una cabellera o una espiga de maíz (mazorca) que servía para expresar un
número grande e indefinido como dice Barberena; y at, agua, río. Río Grande
viene a ser la traducción correcta de Sonsonate, y todavía la corriente fluvial
del Sonsonate es llamada Río Grande. Para significar "muchas aguas",
o "cuatrocientas aguas", los yaquis o pipiles decían "atzunt",
de at, agua; y centzunt (o tzun en forma incluida), cuatrocientos, muchos. De idéntica formología es el nombre de la ciudad
de Sensuntepeque: Centzuntepec significa "Cerro grande", mientras
Tepezontes (tepezunt) significa "muchos o cuatrocientos cerros".
OTROS
SUCESOS DE LA EPOCA
COLONIAL
Por los años de
1625 ó 1630 se establecieron en la villa de la Santísima Trinidad
de Sonsonate los frailes del convento de La Merced. En la
"Estadística de Sonsonate", año de 1853, de autor anónimo pero
atribuída al licenciado don Antonio Ipiña, se consigna que los padres Juaninos
vinieron de Méjico a mediados del siglo 17 y fundaron el hospital que hubo en
esta Ciudad, con el nombre de San Juan de Dios que comenzó a arruinarse un poco
antes del año “1821". En 1732 era alcalde mayor de Sonsonate don Antonio
Francisco de Carrandi y Menán, uno de los más activos y celosos funcionarios
nombrados por la real corona en esta provincia. A él se debió la providencia de
5 de enero de ese año, en virtud de la cual ordenó que en todos los pueblos de
indios donde existían huertas de cacao, arruinadas por las cenizas candentes
arrojadas por el volcán de Izalco en el período eruptivo que culminó el 12 de
marzo de 1722, tales los de Asunción y Dolores Izalco, Guaymango, Jujutla, San Pedro Puxtla, Nahulingo, Guaymoco
(hoy Armenia), Nahuizalco, Santo Domingo Huitzapan, Caluco y Sonsacate, asearan
dichas plantaciones e hicieran nuevos plantíos, so pena de fuertes multas a los
contraventores de estas disposiciones, pues el cacao, decía, era "el
precioso, común y regional alimento" con que los lugareños pagaban
"el real tributo a su magestad". Fue tan recordado por la posteridad
este alcalde mayor, que en un informe sobre el estado de la alcaldía mayor de
Sonsonate, de 28 de agosto de 1765, dice don Pedro de Sicilia y Montoya lo
siguiente: "En el cacao, que era el principal renglón que la hacía rica,
hoy es una cortedad el que se coje, por el descuido de no visitarse los
cacahuatales, como lo hacía don Francisco Carrandí y Thenan, Alcalde Mayor
digna de eterna memoria por todas circunstancias para tal empleo, pues desde
que faltó han ido perdiéndose; no obstante en este fruto emplean anualmente
como doscientos pesos, los que con todo seguro dejan de utilidad, sino otros
tantos, a lo menos cien pesos". Entre las calamidades públicas, la Estadística de 1853
recuerda la siguiente: "Un aguacero de 16 horas dice que el 8 de Octubre
de 1762, puso en consternación a los habitantes de este lugar, porque el arroyo
de Julupe creció al grado de entrarse a la Iglesia de Santo Domingo, y el Río Grande a pesar
de correr en un lecho profundo subió hasta llevarse el puente de mampostería,
que entonces había". En 1770, época de la visita pastoral de monseñor
Pedro Cortés y Larraz, Sonsonate era cabecera de la parroquia de su mismo
nombre, la que comprendía a los pueblos anejos de San Miguel Sonsacate, San
Francisco Tacuzcalco (ya extinguido), San Antonio del Monte y Santa Isabel
Mejicanos (hoy barrio sonsonateco). La parroquia estaba a cargo del presbítero Vicente
de Sicilia Montoya y del coadjutor presbítero Miguel de Quixada. Además había
un eclesiástico secular llamado Pablo de Valverde, y cuatro conventos de
regulares en la cabecera: el de Santo Domingo, con un vicario; el de San
Francisco, con un guardián y un compañero; el de Nuestra Señora de la Merced , con tres frailes; y
el de San Juan de Dios, con un religioso. En la villa de la Santísima Trinidad
de Sonsonate habitaban 2,836 personas distribuidas en 644 familias. "La
villa de Sonsonate dice el señor arzobispo está sitiada en llanura, aunque
rodeada por todas partes de cerros y montañas muy vestidas, a reserva de la
(banda) del Sur, que todo es llanura hasta la Mar que dista cuatro, cinco y seis leguas por
partes; las calles están. formadas y las casas cubiertas de teja, es cabecera
de esta Provincia y hace su residencia en ella el alcalde mayor". Había en
Sonsonate una escuela de niños, apunta el señor arzobispo, pero las costumbres
eran bastante desordenadas: "Se aumenta la fama dice de dominar la impureza
con tanta desemboltura, que en los ríos se bañan promiscuamente hombres y
mujeres, y que éstas brindanse a los pasajeros para que entren a bañarse; pero
esto por tan frecuente y regular ni se dirá escándalo ni tampoco vicio
dominante de desonestidad". En 1781 fue atacada esta población por una
epidemia de viruela. Sintetizando la importancia que tuvo esta población
durante la época colonial, la "Estadística de 1853" dice: "El
Jefe Superior para lo civil y militar era el alcalde mayor; había un ayuntamiento,
tesorería y sólo el tesorero de ella tenía facultad de quintar la plata de todo
lo que es ahora Estado del Salvador. Siempre fue plaza de armas Sonsonate,
teniendo al principio un batallón y después un escuadrón de milicias. Los
principales empleados eran el alcalde mayor, el tesorero, el comandante de
armas que lo era también de Acajutla, y los individuos que componían el noble
ayuntamiento, en cuyo número contaba el alférez real; en lo eclesiástico el
cura rector con dos coadjutores, un prior en Santo Domingo, un comendador en La Merced con otros dos
religiosos, un guardián en San Francisco acompañado de dos o tres padres; y dos
juaninos en el Hospital para el cuidado de los enfermos". En 1817 sufrió
Sonsonate nuevamente las consecuencias de una violenta epidemia de viruela.
TITULO
DE LA CIUDAD
"Sonsonate,
como todas las provincias de Guatemala, dice la citada Estadística de 1853, se
hizo independiente de España el día 15 de septiembre de 1821; Y continuó
agregado a aquella Capital (Estado de Guatemala), hasta el año de 1823 en que
se pronunció por El Salvador a quien ha permanecido unido formando uno de sus
departamentos; pero con el título de Ciudad que le dio la Asamblea Nacional
Constituyente (de las Provincias Unidas del Centro de América) el año de
1824". En efecto, el 15 de septiembre de 1821 se independizó Sonsonate del
gobierno español, y la provincia de este mismo nombre, en el nuevo orden de
cosas, quedó incorporada al incipiente Estado de Guatemala. Las luchas en pro
de la libertad y de la independencia sostenidas por los salvadoreños, el
triunfo de sus principios republicanos y democráticos sobre los principios
aristócratas e imperialistas de los guatemaltecos, la proximidad de Sonsonate a
San Salvador y otras causas determinaron a la municipalidad de esta villa, con
fecha 12 de noviembre de 1823,
a invitar a los demás pueblos de la antigua alcaldía
mayor a pronunciarse por la segregación del Estado de Guatemala e incorporación
en el de El Salvador. Esta invitación fue ratificada el 22 de diciembre del
mismo año y desde entonces data la anexión de Sonsonate a El Salvador. Esto
determinó no se atribuye a la Asamblea Nacional Constituyente de las Provincias
Unidas del Centro de América, sino al Congreso Constituyente del Estado de El
Salvador a emitir el decreto de 1° de abril de 1824, por el que se otorgó a la
villa de la
Santísima Trinidad de Sonsonate título de ciudad.
CABECERA
DEPARTAMENTAL
La Constitución
Política de 12 de junio de 1824 creó el departamento de Sonsonate, con cabecera
en la ciudad de este nombre y jurisdicción en todo el territorio de la Zona
Occidental de El Salvador, excepto el distrito de Metapán. Al mismo tiempo fue
declarada la ciudad de Sonsonate cabecera del partido o distrito del mismo
nombre, que comprendía a todos los pueblos de la antigua alcaldía mayor. Ese
distrito fue reducido por Ley de 6 de abril de 1827, pues por ella se creó, a
expensas del distrito de Sonsonate, el de Izalco, formado por esta villa y los
pueblos de Guaymoco (hoy Armenia).y Caluco; en cambio se dilató el área
departamental con la inclusión, en dicho distrito de Izalco, de los pueblos de
Cuisnahuat y San Julián Cacaluta, que habían pertenecido al distrito de Opico y
departamento de San Salvador.
CAPITAL
FEDERAL
El 8 de julio de
1833 se disolvió el Congreso Federal de la República de Centro América, que
había sesionado en la ciudad de Guatemala, y en vista de que las autoridades
nacionales habían sido calificadas de huéspedes por el Jefe de Estado de
Guatemala doctor Mariano Gálvez, antes de terminar sus sesiones autorizó al
Ejecutivo Federal para que señalara uno de los pueblos del Estado de El
Salvador para la reunión de la próxima legislatura y sede del gobierno. En
virtud de esa autorización, el Senador Presidente general José Gregorio Salazar
designó a la ciudad de Sonsonate, por Decreto Ejecutivo de 14 de octubre de
1833, para la futura residencia de las autoridades federales. El mismo general
Salazar dio cumplimiento a su propio Decreto el 6 de febrero de 1834,
trasladándose a Sonsonate en compañía del ministro de relaciones exteriores don
Marcial Zabadúa y otros altos empleados civiles y militares. Estas autoridades
federales tuvieron su asiento en el antiguo convento de Santo Domingo y
permanecieron en Sonsonate hasta el mes de junio de 1834, en que se trasladaron
a San Salvador.
EPIDEMIAS
Y ENFERMEDADES
En 1830 Sonsonate
volvió a padecer a causa de una nueva epidemia de viruela. En la
"Estadística de 1853" se dice: "Hay un Hospital nombrado de San.
Juan de Dios, cuya creación se debe al celo del Sr. Don José Campo, quien siendo
Jefe Político el año de 1830 solicitó del Supremo Gobierno el convento de San
Francisco para hospital, que después mejoraron y sostuvieron los Sres. Dr. Dn.
José Antonio Soliz y Dn. Guillermo Barchad, y que ahora está bajo el cuidado de
la Junta de
Caridad". Por Ley de 22 de mayo de 1835, dejó de ser la ciudad de
Sonsonate cabecera del departamento de su mismo nombre, cabecera que pasó a la
ciudad de Santa Ana. Esta población fue una de las más afectadas en 1837 por el
cólera morbus. "El año de 1841 dice la "Estadística de 1853" por
decreto del Supremo Gobierno se estableció en esta Ciudad un Colegio de
estudios en que se enseñaba latinidad y Filosofía, y se daban grados de
bachiller en artes; su primer Rector fue el Presbítero Dn. Jerónimo Zelaya,
quien lo hizo prosperar, y lo protegió hasta su muerte. En menos de seis años
produjo este útil establecimiento doce Bachilleres en Filosofía, de los cuales
resultaron, dos sacerdotes, tres abogados, un médico y un boticario que
hicieron sus carreras en Guatemala y San Salvador; por esto es sencible que se
haya cerrado esta casa de estudios, y también porque muchos jóvenes pobres que
desean dedicarse a alguna carrera científica, tienen que desistir al considerar
los gastos que se les presentarían menores, si de aquí salieran como antes,
sólo a cursar las clases mayores. y hablando de los edificios sonsonatecos,
refiere la "Estadística de 1853" que: "El convento de Santo
Domingo, que fue Colegio en los años de 41 a 46, es un edificio grande, cómodo y muy
fresco". La referida "Estadística", de fecha 31 de octubre de
1853, asigna a la ciudad de Sonsonate una población de 4,472 habitantes
repartidos en los barrios del Centro, El Pilar, San Francisco, Veracruz, El Angel
y Mejicanos."A pesar de ser Sonsonate tan antiguo dice, el trazo del
centro es regular, sus calles rectas de 100 varas de largo y de 10 de ancho,
todas ellas empedradas, contándose 87 entre éstas y las de los barrios. Las
casas son todas de un solo piso, de paredes de adobes, blanqueadas por dentro y
fuera con cal y cubiertas de teja, habiendo por todas 879. Hay nueve iglesias
de las cuales tres están arruinadas. La casa municipal, que está en la banda
occidental de la plaza principal, no se ha concluido: pero tiene un hermoso
portal de arcos de mampostería". "La casa de escuela de primeras
letras que se está' fabricando es grande, bien ventilada, y presenta muchas
comodidades para el maestro y los discípulos".
HISTORIA POSTERIOR
En un informe estadístico
de la ciudad de Sonsonate, de 15 de noviembre de 1859, aparece con 3,126
habitantes. "Hay en Sonsonate dice ese documento una Parroquia que se está
construyendo, toda de ladrillo y mezcla como de sesenta varas de largo y
bastante elevada. El trabajo aunque camina poco por la falta de recurso, no se
ha paralizado hasta ahora. La iglesia de Santo Domingo recientemente renovada,
está hoy sirviendo de Parroquia, y su convento que es espacioso y muy bien
ventilado, está ocupado por el Sr. Cura". "La Junta de Caridad construye
el Coliseo y unas tiendas a beneficio del Hospital. La Municipalidad
trabaja la casa de Escuela de niños y tiene concluida la mitad. El Panteón se
está trasladando al cerro de San Francisco que es el punto mejor. La área que
se ha señalado es suficiente para contener más de tres mil cadáveres". Por
Acuerdo Ejecutivo de 18 de junio de 1886, expedido por el Presidente general
Francisco Menéndez, se ordenó la construcción de un parque en la ciudad de
Sonsonate. En 1890 tenía esta población 8,600 habitantes. "La ciudad está
dividida en cinco barrios dice don Guillermo Dawson, llamados El Angel,
Mejicanos, El Pilar, San Francisco y Verá Cruz. Sus calles son anchas, rectas y
empedradas. Tiene un hermoso y extenso Palacio Consistorial, muy buena iglesia
parroquial y otras dos de menor importancia, un hospital, una estación de
ferrocarril, Aduana y muchas casas de particulares, amplias, decentes y
elegantes". Por Decreto Legislativo de 21 de marzo de 1901, se anexaron
como barrios de la ciudad de Sonsonate los pueblos de Sonsacate, Nahulingo y
San Antonio del Monte; pero se le segregaron por Decreto Legislativo de 21 de
abril de 1904.
LIMITES ANTIGUOS DE
SONSONATE
La
situación geográfica de Sonsonate en el tiempo colonial, era 92º longitud
Oriente del Meridiano de Paris. Por 13º -45 minutos de latitud Norte. Esto
sirvió de base para encontrar los vestigios del “Paso Huete”, lugar donde se
establecieron al principio los españoles con el nombre de “Villa del Espíritu
Santo”
Los
vestigios del “Cajete” en la zona de la Barra de Santiago, pertenecen al
antiguo acatepec, que visitó Don Pedro de Alvarado, antes de sufrir la batalla
de Acaxual, que quedaba en las faldas de las alturas de Guaymanngo
Desde la confluencia del río San Antonio hasta “Piedra Menuda” (así
llamaban anteriormente a la actual conocida “Piedra Lisa”, esquina donde se
encuentra la
Imprenta Excelsiór , según consta en los Archivos que
existieron en Nahulingo y Caluco), teniendo como limite Occidente y
Oriente las Lomas de San Francisco y las riberas del río Grande. Toda esta faja
correspondía a la
Santísima Trinidad dado el trazo del Lic. Ramírez de
Quiñónez. Al lado Oeste aún está la cuenca que deja hendida dicha loma y
que era el camino antiguo para Guatemala hasta el río de los Esclavos. Al otro
lado de las lomas, lado occidente, correspondía a Apanechecalt. Desde “Piedra
Menuda” o Lisa hacia orillas del río Quequeshquío, mojón Santa Clara, mojón
Pancota, mojón Castaño Herrado y mojón término Tonalá S.O. 152 cuerdas,
besando Tacuzcalco y la
Trinidad , corresponden a Nahulingo; lo demás a
Tacuzcalco. De piedra menuda al Norte, pertenecía a Izalco; una cruz mojón
término, indica la faja de Caluco. Una sucesión de ceibas, desde “Paso
Hueste”, indica el camino para Tacuzcalco. Los muros del antiguo puente, las
correntadas del río y manos perversas se encargaron de conseguir su total
desaparición; pero hace más de cincuenta años, los niños de aquella
época se servía de esos muros como trampolín para lanzarse a las aguas del río.
[1] Cara Sucia y no Nahuizalco como se ha creido
erróneamente.
[2] Hacienda Santa Catarina.
[3] Cerca de Guaymango.
[4] Atonal es el presunto líder
indígena que dirigió a los índigenas del Señorío de Cuzcatlán
en las batallas de Acaxual y Tacuzcalco
siendo aquel que disparo la lanza que dejo cojo para toda
la vida al conquistador español Pedro de Alvarado. En cada provincia había Caciques, quienes eran dirigentes subordinados
al gran Señor de Cuzcatlán, siendo designado para la
zona de los izalcos (cacicazgo de Izalco), el gran príncipe Atonal
SIMBOLOS DE SONSONATE
BANDERA,
ESCUDO E HIMNO
BANDERA DE SONSONATE
En el concurso que se llevo a cabo en la
ciudad de Sonsonate, para la creación del Escudo, Bandera e Himno de la ciudad,
la Municipalidad Presidida por el Sr. Alcalde Miguel González
Delgado(1943-1944), acordó en acta(acuerdo número 6, del día 29 de enero de
1944), que para la Bandera serian
los colores, Verde, como representación de las numerosas campiñas, blanco y
azul, en veneración de nuestra enseña patria, además de las abundantes aguas
azules en sus costas, como la misma espuma blanca, entrando a
Sonsonate, por vía marítima.
ESCUDO
Escudo de Sonsonate.
Para el Escudo, quedó la creación de don JOSE ADAN
ESCOBAR, siendo pintado por don FILEMON MEJIA ALFARO, pintores de aquella
época, siendo su Heráldica la siguiente:
1. Los colores azul y
blanco, que aparecen en la parte superior del Escudo, representarán el símbolo
de nuestra querida Patria, El Salvador.
2. El color Bermellón,
simboliza sangre, ya que en las batallas de Acaxual (Acajutla) y Tacuxcalco, se
derramó mucha sangre entre los indios y los españoles que comandó don Pedro de
Alvarado.
3. Las huestes que
se encuentran al lado izquierdo, simbolizan a los indios, al lado derecho a los
españoles en paso de Conquista.
4. En la parte de abajo, se
encuentra el busto de ATONALT, fue uno de los guerreros más valientes de
nuestra región.
5. La Antorcha simboliza
guía y Libertad.
6. Los tres círculos simulan una
brújula, que marca el norte, que significa Progreso, b) También como que se
divisara a Sonsonate, por medio de un Catalejo, y c) Unión de los pueblos.
7. EL VOLCAN, simboliza el de
Izalco, como FARO DEL PACIFICO.
8. EL MAR, porque Sonsonate, se
encuentra en una Zona Costera, en el Océano Pacífico.
9. LA FLECHA, simboliza la que
le insertó el indio Atonalt, en la pierna izquierda a don Pedro de Alvarado, en
la batalla de Acaxual, 1524.
LAS PALMAS, que se encuentran a los lados de los
círculos son cocoteros, simbolizando la abundancia de los cocos, por eso se
conoce como la ciudad de los cocos.
HIMNO
Himno a la Ciudad de Sonsonate.
Letra de Don Alfonso Espino.
Música de Don Ciriaco de Jesús Alas.
Rasgue el viento la cítara de oro,
Y al tambor de su ritmo triunfal,
De ésta hermosa ciudad el decoro,
Eternice en un himno
inmortal. (Bis)
Bella flor de esplendente corola,
Que te meces en áureo pensil,
Arrullada por mares y frondas,
En perenne mañana de abril.
Pues avanzas al ritmo del tiempo,
A los pies del enhiesto volcán,
Que te dio la ambición de lo excelso,
Bien mereces un himno de PAN.
Izalco
gracias por compartir nuestro Sonsonate al mundo. Felicidades
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