domingo, 27 de noviembre de 2011

CUENTOS CORTOS CON SABOR A COCO









DON TITO CHUE Y LA CUYANCUA
POR: JOSE ALEJANDRO NERIO PINEDA

   Sobre la yerba verde olorosa a campanilla, bordeando caca de vaca dura y alambres de púas, con su cuerpo escamado y veloz como escorpión recorría los cañales de San Ramón. Don Tito Chue sentado sobre una banca hecha de árbol de madre cacao con sombrero de paja y comiéndose una tortilla gris por ceniza del poyetón daba un sorbo a la guacalada de café de maíz, mientras una marimbita de cipotios lo rodeaba escuchándolo con la boca abierta lo que el decía.
-Cipotones esque ustedes nunca han oído la historia de la cuyancua?
-Todas las cabecitas piojosas de aquellos cipotios se movieron a la vez mientras tras ellos colgaba un racimo de guineo majoncho del cual la niña Lupe cortaba para dárselos a cada uno de aquellos barrigones.
-Pues si. Déjenme contarles una historia que no ha sido contada por no querer contar que se cuente.
-Todo ocurrió hace mucho tiempo cuando era yo bajito de estatura y le ayudaba a mi tata a sembrar la milpa, cerca del rió estaba llenando mi tecomate mientras apareció una viejita muy fea encorvada y con cara de brujo.
-Cipote te va ha salir la cuyancua. Me dijo.
-Aquí tengo mi machete. Le dije, pero al levantar la vista ya no estaba y mire para todos lados pero como algo extraño ya no estaba, -Se los juro.
-Mientras me agache para llenar de agua el tecomate sentí como uno brisa que me pego por la nuca, pero al voltear solo vide una sombra que se marchaba a lo lejos. –Me dio miedo pues podía ser un gato montes, así que agarre el tecomate y me jui para donde estaba mi tata. –El venia corriendo con cara de bravo y me dijo: -Cipote, que no viste que la cuyancua acaba de pasar para el rió y vos tranquilo como si nada.
-yo no dije nada y solo seguí a mi tata hasta la milpa, cuando estábamos tapiscando le pregunto: -tata, y que eso que le llaman la cuyancua. El solo me miro y me dijo: -Es la bestia horrible que se come a los chivos y a los chuchos y casi te come a voz utualito.
Mientras sacaban la cosecha comenzó a caer lluvia del cielo por lo que Tito Chue y su tata regresaron a su casa, mientras pasaban por la calle polvosa sintieron un tufo a chucho muerto y dijo su tata:
-Así jiede cuando la cuyancua se come a alguien.
Llegando a su casa estaban y mientras habría la talanquera, escucharon a lo lejos un grito, un sonido terrible, un chillido y su tata dijo:
-La cuyancua esta anunciando el invierno.
Entraron y serraron el falso mientras se dirigieron hacia la cocina de tierra, sobre la pared un Bristol y una estampa del niño de atocha. La mamá de Tito Chue le sirvió los frijolitos sancochados y cuajada y una guacalada de café de maíz. En el centro de la mesa un bote de curtido del que todos comieron mientras la noche se hacia dueña de las penumbras. Eran cerca de las once de las noche cuando despertó Tito Chue con sed, se levanto y agarro agua del cántaro de barro y regreso a su cama cuando estaba a punto de quedarse dormido escucho a lo lejos la bulla de los chuchos y un fuerte chillido, el se tapo con su perraje y trato de pegar el ojo.
Amanecía y Tito Chue no pudo dormir del miedo, mientras salía camino al pueblo paso por donde en día anterior sintió el tufo, pero esta vez ya no se olía a nada mas que frescura, las nubes estaban negras y parecía que llovería. Camino hasta el pueblo para traer el encargo de su mama, azúcar morena, café de maíz, y otras cosas. Ya pasada la mañana regresaba y mientras caminaba cerca de Atecozol escucho unos chillidos por lo que salio hecho un rayo sin voltear a mirar atrás. Cuando llego a su casa su mama le pregunto:
-Tito, que te pasa, bienes pálido.
Pero Tito no dijo nada y solo se fue a sentar a una banca, mientras su mama buscaba la cocina, Su tata asomo por la parte de atrás de la casa que estaba sobre una loma, con una iguana verde lista para ser preparada, pero Tito Chue al parecer había perdido el apetito.
Su tata le dijo que si no iba ha comer que fuera al frijolar a traer las pichingas que había dejado, eran cerca de las cuatro de la tarde cuando se fue pensando y rezando que no se fuera encontrar con la Cuyancua.
Cuando pasaba sobre un palo de papaturro que estaba sobre el rió sintió que algo lo seguía y al voltear quedo hecho piedra; frente a el estaba una enorme culebra que lo miraba con fuerza Alos ojos, pero el no podía moverse pues sobre su cuerpo la culebra tenia una cabeza de tunco. La culebra comenzó acercarse mientras el no podía ni hablar solo respiraba y la serpiente llego y esta no le hizo nada sino que se puso a la par de el. Tito Chue casi se desmaya cuando le comenzó ha hablar.
-No tengas miedo. No soy mala como mucha gente cree
Tito Chue ya no sabia si soñaba o era verdad, y trato de escapar pero se pellizcó un brazo y supo que no estaba alucinando. La cuyancua comenzó a deslizarse hasta la orilla y le dijo a Tito Chue.
-Sígueme te contare la historia del encantamiento.
Tito Chue la siguió hasta la orilla del rió, la culebra se deslizaba hasta unas piedras donde el rió caía varios metros abajo formando una pequeña cascada, dijo unas palabras y las aguas de abrieron como cortina mientras entro y le dijo a Tito Chue que entrara que no tuviera miedo. Tito Chue entro y cuando sus ojos volvieron ha ver la luz se encontraba en un jardin muy hermoso, cuyas aguas cristalinas llegaban hasta sus pies. Al mirar hacia su alrededor vio un árbol de mangos ciruelas del que corto uno y al morderlo sintió el sabor dulce como nunca antes. Cuando miro hacia atrás vio a una linda doncella tan hermosa que los rayos del sol parecían que la levantaban. Ella le dijo: -Me reconoces, soy la cuyancua.
Tito Chue le pregunto:
-Porque eres culebra y cerdo,
Cuyancua. –Sabes hace muchos siglos una hechicera malvada me convirtió en mitad culebra y mitad tunco.
-Yo era una princesa, hija del Dios Jaguar. –Pero la bruja pitzácat impidió que me casara con el príncipe yejcchín, Hijo del Señor de Tecpan.
-Y me lanzo este hechizo, el cual durara mil años
-Hasta que sea roto cuando este este la luna llena y el Volcán de Izalco este danzando con fuego.
Tito Chue respondió:
-Señora y porque matas a los chivitos y los chuchos?
Cuyancua. –No soy yo el que los mata, es un gato que vive en los contornos de Cuaita,
Cuyancua. –Pero la gente cree que soy yo.
Cuyancua. –Cuando lo único que como son matasanos y guineos.
Tito Chue. -¿Y hay forma de romper ese hechizo?
Cuyancua. -Si
Cuyancua. –Cuanto este la luna llena y el volcán arrojando piedras rojas y calientes tengo que sumergirme en el agua de Atecozol.
Cuyancua. –Entonces aparecerá mi príncipe desde la altura del volcán y se romperá el hechizo. Y dirá estas palabras:

Ho hermosa princesa
Tan bella como las hojas de primavera
Como capullos de algodón silvestre
Que lejos lleva el viento
Llévame alto
Como alto vuela las golondrinas
Como alto vuela el halcón
Como alto llega la vida
Que nadie sea testigo de nuestro amor
Más que el volcán de Izalco
Más que las ruinas de Caluco
O más que el cerro de los naranjos
Refresquémonos en las frescas aguas de atecozol
Como aquel ensueño que nos juramos
Que las piedras de la sierra
Dibujen collares de esplendor
Dibújame en el corazón
Santuarios de amor eterno
Para que este dolor se extinga
Y al fin se rompa el milenio

Tito Chue. – ¿Y cuando será eso?
Cuyancua. –Dentro de pocos días.
Cuyancua. –Joven tu eres hombre de buen alma por eso te regalare algo., habré ese caja y saca lo que encuentres ahí.
Tito chue abrió una caja de Bambú y descubrió que dentro estaba dos monedas de oro. Las tomo y dijo.
-Con esto comeríamos con mi nana y mi tata un año.
Cuyancua. –Cuando no tengas para comer ven cerca del rió, silva y yo saldré ha recibirte; pero no le cuentes a nadie acerca de este lugar.
Tito Chue salio de aquel lugar y al mirar hacia atrás no vio nada mas que el rió que corría, pensó que todo había sido un sueño pero cuando metió su mano en uno de sus bolsillos encontró las monedas de oro.
Pensó:
-En el pueblo me darían mucho si las empeño.
Sin pensarlo dos veces se dirigió al pueblo. Ya era de noche y camino por el barrio mientras pensaba en cuanto le darían. Llego hasta la casa de don Santo, el usurero del pueblo y toco fuerte la puerta. Salio una vieja sin dientes y le pregunto.
-Que quieres cipote?
Tito Chue. –¿Esta don Santos?. Quiero hace negocio con el.
La anciana se tiro una carcajada despiadada y le pregunto.
-¿voz?
-¿Acaso tienes algo que ofrecer?
Tito Chue saco las dos monedas de oro y se las puso en el rostro a la vieja, mientras ella se le salía la baba, miro para todos lados y de un jalón lo metió a la casa. Lo hizo sentarse en una silla mientras ella exclamo:
-Santos, Santos te buscan.
Un hombre mal encarado salio, sus gafas eran grandes y su rostro fruncido
-Pero que quiere este indio aquí?
-Yo no vendo guaro ni chaparro.
La anciana solo le dijo:
-Acércate y veras y se fue en dirección a la cocina.
Tito Chue saco las dos monedas de oro y el hombre casi se le salen lo ojos por las gafas y dijo:
-¿De donde te has robado estas monedas?
Tito Chue. –De ninguna parte.
Tito Chue ya se disponía ha marcharse cuando tras su espalda escucho:
-Te las compro en cien colones. –Con eso comerías dos años.
Tito Chue agarro el dinero que aquel usurero le dio y salio de aquel lugar mientras don Santos miraba las monedas las cuales mordió y descubrió que era de oro puro. Salio hacia la cantina; entro y se sentó justo en la mesa que daba hacia el volcán, mientras se encendía el coloso gris. Un tipo sin dientes se le acerco y le pregunto:
-Que me traes ahora.
Don Santos. –Estas monedas que le compre a un indito, y te las vendo a ti.
El tipo aquel sostenía una botella en su mano y al ver las monedas la dejo caer y las agarro.
-Donde las consiguió, son verdaderos tostones de oro.
Don Santos. –Saber solo las trajo y ya, dame trescientos colones y son tuyas.
El hombre le dio un mordisco y luego saco de su pantalón doscientos colones y se los dio a Don Santos mientras le decía:
-Si te trae mas me avisas para seguirlo y saber de donde las casa, a lo mejor encontró algún cofre con oro, acordare que los viejos ricos los enterraban en los montes. Así se escucharon aquellas carcajadas a lo lejos. Tito Chue camino en dirección de la vieja Chabela Chile, y al llegar frente a su puerta toco fuerte hasta que salio la vieja Chabela.
-¿Que buscas?, Dijo la vieja.
Tito Chue. –Vengo ha pagarle la deuda de mi tata, tome los cien colones y déme los papeles que le empeño, La vieja al ver el dinero salio hacia dentro y regreso volando hasta donde estaba Tito Chue, le entrego un papel y luego de contar el dinero cerro fuerte la puerta. Tito chue salio hacia su casa. Ya era casi de madrugada cuando vio que su tata lo estaba esperando en la entrada de la hacienda, venia con unos chuchos y machete en mano. Tito le explico todo pero no le creyó hasta que le mostró los papeles que había empeñado para la cosecha.
-Tata guárdelos bien escondidos. Dijo Tito Chue, mientras llegaban hasta su casa y se acostaba en su hamaca para quedarse dormido de cansado.
Un cheje cantaba cerca de la ventana de Tito Chue para despertarlo, bostezo y se bajo de su cama, camino un rato y llego hasta la orilla del rió, silbo y en un momento de entre las cascada que formaba salio la Cuyancua. Llego hasta la orilla del rió y le pregunto a Tito Chue.
-¿Que quieres cipote?
Tito Chue. –Podría darme otra moneda de oro.
Cuyancua. –Entra y abre la caja y saca las monedas.
Tito Chue entro y salio y entre su mano traía dos monedas de oro. Se despidió de la Cuyancua y se encamino hacia el pueblo. Llego hasta la casa del viejo Santos y este al verlo lo entro y le dijo:
-Me traes otras monedas.
Tito Chue. –Si, déme el dinero.
Don Santos le dio el dinero, mientras Tito Chue se encamino hacia la plaza del pueblo. El viejo Santos salio de prisa como alma que se lleva el diablo hacia la casa del viejo Toño cadejo y le dijo que el Indito de las monedas le habia traido mas.
Viejo Toño. –sigámoslo para ver de donde las saca.
Don santos. –Si y se las quitamos de una vez.
Tito Chue bajaba la cuesta de Izalco mientras los dos avaros escondidos entre la maleza y una jaragua lo esperaban. Tito Chue pasó y a lo lejos lo seguían el viejo Toño Cadejo y Don Santos. Justo antes de llegar cerca de la calle hacia Agua Caliente, los dos malhechores le salieron al paso:
Toño Cadejo. –Utual me dirás de donde sacas las monedas.
Tito Chue intento pegar guinda, pero un garrote de jocote lo hizo caer.
Cuando estaba a punto de darle con el machete Toño Cadejo, Apareció la Cuyancua.
Casi se mueren aquellos malos al ver a aquella serpiente con cara de tunco y sus enormes dientes. La calle de polvo era por donde corrían aquellos malvados. Tito Chue se despertó y luego se sentó bajo la sombra de un palo de níspero; le dio las gracias y siguió su camino.
Cipotios. –Aguelito y que paso después.
Tito Chue. –La cuyancua desde entonces canta en luna llena esperando a su príncipe, bañándose en las aguas de Atecozol, se sambute y juega. -Ella no es mala y cada vez nos avisa que esta cerca el invierno. Y cuando estoy solo y triste voy hacia el rió le silbo y mi amiga sale, hablamos y luego reímos. Ayer la vi. cuando fui por Atecozol, la vide feliz danzando sobre el agua fresca que baja de la sierra.


La Campana de Oro
   Muy de madrugada entre las penumbras que rozaban los cielo de Caluco; caminaba en su ruta hacia Tonala Toribio Quele, solamente los grillos y el ruido de rió Agua caliente lo acompañaba, se detuvo y se empino su tecomate lleno de chaparro fabricado por el mismo mientras veía los árboles de coco como siluetas danzantes a lo lejos. Camino pocos pasos y mientras sudaba por su pecho gotas de aguardiente justo al pasar sobre el puente del rio, miro sentada un figura de mujer, la cual le hacia señas que se acercara y el se acerco sin tener el mas mínimo miedo. Agarrando su machete y rezando una oración llego hasta la mujer que le daba la espalda por lo que el le pregunto
-Eres de este mundo o del Otro?
-Te hablo oh.
   La mujer le respondió sin darle la cara
-Camina hacia la iglesia de San Pedro, escarba en el mero centro y tráeme lo que ahí este.
 Toribio Quele –Y porque oh, que esta ahí enterrado?
    La mujer no dijo nada y salio con rumbo hacia un palo de ámate dejando frente e Toribio Quele un carreta con dos bueyes y al ver hacia la calle no encontraba mas camino que de regreso a Caluco.
    Caminaba y caminaba y sentía la cuesta mas empinada que la del volcán y casi ahogándose llego hasta la iglesia de san Pedro, saco su chuzo y comenzó a escarbar, escarbaba y salían hueso, escarbaba y salían botijas, hasta que al sembrar su chuzo sonó como algo que daba eco. Con su machete papagayo escarbo y vio que era una campana a puras penas la saco y mas al fondo estaba  una caja de madera de cedro, la saco y al destaparla encontró un cristo. Una sombra le opaco y al darse vuelta vio a la mujer del puente ella le dijo:
-Entiérralo nuevamente así como estaba, Primero el Cristo y luego la Campana, pero como media tarea mas a la izquierda,
   Toribio Quele hizo así como le ordenaron y al acabar se dio cuenta que apenas salía la luz del día. Al voltear hacia la mujer ya no estaba, sino una alcanciílla  que al quebrarla tenia mucho dinero. Camino hacia el parque de Caluco y vio que llegaban unas personas y le pregunto a una señora que palmeaba las tortillas.
-Que sucede, quienes son esas personas oh?
   Otra mujer que sacaba café hirviendo del poyetón le dijo:
-Son del Gobierno, dicen que vienen ha buscar una campana de oro
   Toribio Quele.-ha pues ojala que la encuentren oh..

El Tabudo
  
   Mientras la luna se reflejaba en el lago Coatepeque Chente Díaz tiraba sus redes, los mosquitos lo picaban y el frió que bajaba del volcán le calaba en los huesos. Era casi la una de la madrugada y no tenia ni siquiera una mojara. A lo lejos en la orilla su mujer lo esperaba mientras daba de mamar a su pequeño Casildo recién nacido. Se disponía a remar hacia tierra cuando una luz muy fuerte como rayos de sol; salio de lo profundo del agua y el no podía ver nada. Como sentada en una carroza estaba una doncella que lo miraba a los ojos. Sobre su cuello mil perlas de colores cual reflejo de diamantes se encendían y en su mano un cetro plateado. 
   Ella le pregunto:
-¿Que haces?
Chente Díaz. –Pescando la mojara y el gupote, pero no he agarrado nada.
Doncella. –Ya viste la luna; no sabias que no se debe pescar en luna llena.
Chente Díaz. –Pero ya no tengo milpa ni fríjol nuevo y solo pescado busco para comerlo.
Doncella. –Vete y regresa mañana y tendrás pescado, Mojaras, guapotes y tilapia.
Chente Díaz. –Si señora vuelvo mañana.  Remo hacia la orilla y llego donde estaba su mujer y le contó todo. Mientras recogía su red vio que estaba mucho pescado trabado y lo saco y los hizo para comérselo con su mujer.
   A la noche siguiente estaba sentado en su balsa cuando vio que salía del agua la doncella y le decía:
-Tira tus redes y sacaras mucho pescado, pesca todos los días pero, no lo vendas y úsalo solo para comer y siempre pesca aquí frente a esta isla.
   Chente Díaz saco toda clase de pescado y lo llevo a la orilla y se lo dio a su mujer para que se lo llevara a unos colonos que vivían cerca. Todas las noches pescaba Chente Díaz y comían pescado todas las gentes del lago; y la gente del lago le daba maíz, maicillo y fríjol a Chente. Don Raúl Cáceres que era el dueño de la hacienda estaba enojado porque no sacaba nada de la pesca de Chente Díaz, así que decidió comenzarle ha cobra por dejarlo pescar. Don Raúl Cáceres le quitaba la mitad del pescado de cada noche y al siguiente Chente Díaz pescaba el doble.  Una noche que regresaba Chente Díaz; Don Raúl Cáceres pensó en voz alta:
-Si pesco donde el pesca tendré mas pescado para vender y ganare mas dinero. Ve este Indio no puede pescar mas que yo y se tiro una carcajada que se escucho por todo aquel lugar. Chente Díaz estaba echando las redes cuando vio que en una lancha llegaba Don Raúl Cáceres y tiraba las redes. Las estrellas parpadeaban mientras Chente Diez tenía llenas sus redes y Don Raúl Cáceres no tenía más que lama y palos en las suyas. Raúl Cáceres se enojo y se fue cerca de Chente Díaz y le quito todo el pescado y mientras se reía se fue hacia el muelle. Como a la media hora venia Chente Díaz saliendo con sus redes llenas de Tilapias, Mojaras y Camarones y traía sus lumpes repletos de jaibas.
   Raúl Cáceres no podía creerlo y le dijo a su colono:
-Mañana cuando este pescando llegare y pescare y veré como hace para agarrar pescado. Así lo hizo y esa noche mientras Chiente Díaz estaba en su cayuco llego don Raúl Cáceres y se subió y vio como pescaba Chente Díaz, pero del agua salia una luz segadora y una carroza en la cual venia la doncella del lago y le dijo:
-Porque fuiste malo con Chente Díaz, a partir de ahora no saldrás nunca mas del lago y jamás volverás ha ver ha tu familia.
   Raúl Cáceres suplico, y vio que de su garganta salían branquias y comenzó a hundirse hasta que ya no se le vio. Chente Díaz se fue hacia la orilla y contó a la gente lo que había sucedido y muchos se alegraban de que le pasara a este señor avaro. Los días pasaron y las lunas cambiaron; en la profundidad del lago Raúl Cáceres suplicaba por ver a su familia a lo que la doncella le dijo:
-Te permitiré subir a la orilla solamente cuando este la luna llena, pero no podrás hablar con tu familia solo los veras de lejos y para asegurarme que cumplirás tu palabra tus piernas se estiraran y tus rodilla crecerán para que si te mira la gente te tenga miedo. Y así mientras una luna llena cubría Cuzcatlan subió a la orilla y vio de lejos a su familia, pero olvidando su promesa intento hablarles; ellos al verlo corrieron cuesta arriba hacia la calle, mientras gritaban que un ser maligno estaba en el lago. Desde entonces se le ve salir en luna llena y si alguien lo veo este es arrastrado hasta lo profundo del lago y aparece enredado en la lama que esta cerca de las orillas.
Juan Diablo
  
   Silbaba  fuerte el viento sobre los tejados de Sonsonate, parecía que la brisa venia del Volcán de Izalco para bañar cual frescura sobre Sonsonete. Los faroles aun brotaban con su luz en las esquinas mientras las ultimas candelas se extinguían en las lámparas de las casas altas formada por mil adobes, gruesas impenetrables, robustas algunas guardaban botijas llenas de oro.
   El silencio era el señor de la oscuridad, la luna le hacia compañía y ninguna alma de Dios se atrevía ha caminar por las calles empedradas y mucho menos a mirar por las ventanas.         Cuando los habitantes se disponían a pegar el ojo y como cómplice de lo inaudito, como un poderoso trueno que corría por el cielo se escucharon sonar las campanas de la Iglesia del Pilar, los corazones palpitaban a gran velocidad mientras las mujeres rezaban El santo Rosario y el Ave Maria. Y por más que pedían a sus santos las campanas sonaban mucho más fuerte por todo El Pilar. En su casa de paredes de adobe la niña Carlota Menocal, rezaba a todo pulmón mientras se escuchaban más y más fuertes. Seria que solo Jicalapa estaría siendo testigo de aquellos sonidos; pero luego que la gente comenzó a rezar y prender velitas las campanas dejaron de sonar, mudas quedaron como si una mano misteriosa las callara.
   Las primeras horas llegaron y con ellas el chachalaqueo de la noche. Muchos fueron donde el padrecito para pedir agua bendita y rociar en las calles pilareñas mientras otras rezaban con las camándulas pidiéndole a la señora del Pilar. Los zánganos de burlaban diciendo que las campanas fueron tocadas por el espíritu del General Francisco Morazán y mientras llegaba la tarde y se preparaban para saber si sucedería nuevamente en las calles la gente caminaba murmurando despacio.
   La noche alcanzo las tejas de Sonsonate, estaba caluroso y las calles estaban vacías, en el aire se sentía el olor a café de maíz y los tamales casi cocidos pero las puertas estaban  serradas y nadie caminaba por las calles más que los chuchos aguacateros. La luna apareció a medio vestir con un telón de nubes y como un tornado que llega, llegaron las campanadas tan fuertes que podía escucharse por todo Sonsonete, de nuevo la gente comenzó a rezar otros ha persinarse mientras una anciana decía:
-Es castigo del Colocho, pues solo visitamos la iglesia en semana santa
   Doña Lupe Trigueros exclamo:
-Virgencita, nuestra señora del Pilar, saque este espanto de su casita y le prometo que la visitaremos mas seguido.
   Muchos se desmayaron, otros se escondieron bajo las camas, pero otros metieron a sus pequeños en sus tumbias, pues creían que el Diablo andaba cerca.
   El sargento de Policía corría con una pareja y llego hasta enfrente de Iglesia del Pilar, y las campanas seguían sonando, este pregunto:
   -Quien me acompaña a entrar.
   Pero los dos parejas, salieron corriendo como alma que se lleva el viento mientras se persinaban. El sargento  con gran sigilo empezó a subirse al campanario, en las calles cundía el pánico y las campanas seguían sonado, mas fuertes que el 5 de noviembre: cuando llego al campanario, se tiro la gran carcajada y le hizo señas para que subiera don Toño Castro, comprobaron que un fino hilo de naylon, había sido amarrado a la campana que obediente, a cada alón, lanzaba sus trinos al viento, siguiendo el hilo, llegaron hasta la casa de Juan de Dios quien desde la cama de su casa había hecho sonar las campanas que tanto alboroto causaron al laborioso barrio de El Pilar. Después de zamparle un pijiada lo metieron preso a Juan Diablo para que se le quitara lo bayunco; y los pilareños juraron que llegarían mas seguido a la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar.

En el pais de las Maravillas
  
   Ayer por pura casualidad, por coincidencia, o por el simple hecho de estar al fin en el lugar, la hora y el día correcto, sucedió una de las situaciones curiosas de mi vida.
   Mientras en Sonsonate caian las gotas de agua sobre los tejados que quedan cerca del centro, y temiendo resfriarme como tantas veces me ha pasado, esta vez no decidí enfrentar la lluvia, por lo que me acerque cerca de una puerta sobre la cual había como una especia de cornisa muy bien adornada, por símbolos que le parecieron a mi mente extraños pero a la vez hermosos. Me pegue a la puerta mientras a lo lejos los rayos caían no se donde cosa no muy rara pues en los albores de la historia siempre se ha conocido a Sonsoante como lugar donde caen  muchos rayos en el año; las vendedoras se guarnecían de nuestra amiga la lluvia con capas improvisadas por plástico negro pero el rumbo de la vida seguía y seguía. Recostado sobre aquella puerta por increíble que parezca la humedad no me alcanzaba, y cual lugar mágico irradiaba calor incluso me voltee mas de una vez para comprobar que no estaba pegado a alguna cocina pues la madera y hasta el broquel de la puerta estaban calientitos. De pronto y sin decir agua va, la puerta se comenzó ha mover, con dirección a su interior, tantas veces que por aquí he pasado y siempre pensé que la casa estaba vacía, incluso en mis años de estudiante de primaria pasaba y siempre la vi. Desocupada. Cuando me prestaba a apartarme hacia la lluvia una voz me interrumpió y me dijo: -No se este mojando muchacho, pase, pase. Mangos dije, pero tras de la puerta pude divisar la escueta figura de un anciano que me recordó  a mi abuelito y no por educación sino mas bien por no mojarme mas los zapatos di el primer paso e ingrese y el cambio de clima fue de verdad increíble, si afuera hacia frió dentro era distinto. Mis ojos revisaron en un segundo el lugar y pudieron ver con admiración que tras la puerta se encontraba un espacio como de cuatro metros cuadrados con un puerta la centro, el anciano saco un puñado de llaves y saco una color plateado con la cual abrió y me condujo hacia otra habitación de igual tamaño pero con una puerta de madera muy bien barnizada exactamente al frente y otra a mano derecha color caoba. Era raro ver al anciano abrir y serrar puertas con ese manojo de llaves. – Por aquí me señalo, mientras habría la puerta color caoba la cual cruzamos y llegamos a un salita muy bien ordenada con muebles de madera y otras cosas que mi mente fue enumerando una tras una. –Siéntese por favor, me dijo y busque una mecedora, que para nada tenia polvo. Mi mente volaba  a mil por segundo y me pellizqué para ver si no estaba soñando o padecía de alguna fiebre a causa de la lluvia.
   Mientras el anciano desapareció al parecer con rumbo a la cocina, pude ver en los adornos curiosos como unos mosquetes muy bien pulidos, unas dagas, un fusil máuser que solo en una ocasión lo había visto en Izalco, algunas esposas y grietes para prisioneros a los que me acerque para verlos más de cerca. –De los que regalo la concha Regalado, sonó la misma voz tras de mi. Poseían unas enormes bolas de hierro que no imagino como habrían hecho para moverse. Cuadros persas y una estatua de bronce de Don quijote de la mancha.
   -Por aquí me dijo y me señalo al parecer la cocina camine, por un pasillo que tenia un corredor a la altura del pecho y de su lado izquierdo habían ventanas de cristal que daban al patio y que eran salpicadas por el invierno Sonsonateco. De reojo y sin querer contemple como siluetas negras pero que no distinguí con exactitud pues la humedad opacaba los vidrios. Finalmente llegamos  a la cocina donde estaba servidos tres platos de comida con igual números de copas de cristal. Ocea que no éramos los únicos de la casa y tras el poyetón camino en dirección nuestra una anciana muy pero muy elegante con una ollita plateada mientras nos decía. –Siéntense que ahorita les sirvo el chocolate.
   No sentamos a la mesa y pude contemplar unos frijoles sancochados acompañados de una porción de queso poroso, la anciana sirvió el chocolote y no coloco en medio de la mesa un rimero de tortillas, luego se sentó. Comenzamos  a comer y pudo decir con franqueza que jamás había comido en mi vida frijoles tan deliciosos ni había probado quedo tan bueno, el chocolate se impregnaba en la boca y quedaba un sabor súper aromático. –Del cacao de San Julián me dijo el anciano. Comimos mientras el reloj marcaba la hora del medio día. Y luego me condujeron de nuevo a la salita donde me senté nuevamente en la mecedora. Los ancianos se sentaron frente a mi en un sofá color vino, todo forrado de cuero y me comenzaron ha formular preguntas directas pero muy simples como por ejemplo como me llamaba y a que me dedicaba y porque algunas veces pasaba tomando fotos a sus puertas y ventanas. Les explique que algunos días cuando tenía cámara y tiempo camino por Sonsonete para capturar imágenes para el recuerdo. Me preguntaron además que era lo que mas me gustaba como pasatiempo y les respondí que escribir y pintan.
-De verdad me dijo la señora.
-Y que le gusta leer?
-Cuentos, novelas obras de teatrillo.
   Se miraron y me preguntaron cual era la obra que mas me había gustado al leerla.
-Jaragua, les respondí.
-Ha, respondió.
-Y que escribe me pregunto.
   Ya esperando esa pregunta tenía una ráfaga de respuestas pero lentamente les comencé a explicar sobre lo que había escrito.
-Y esa obra que usted dice: Sobre la ventana de la Avenida Morazán, Sobre que habla?, me la podría narrar.
   Cosa curiosa pero jamás me lo habían pedido narrar, pues siempre me las piden en papel.
   Y comencé a narrárselas despacio saboreando otra tasa de chocolate mientras la tarde avanzaba y corrían las horas. Finalmente al terminar me dijeron que les había gustado mucho. Eran casi las cuatro y media de la tarde cuando el anciano al que ya le había sacado el nombre me dijo acompáñeme a mi despacho quiero mostrarle algo, acto seguido llegamos  a una habitación muy amplia forrada por completo de madera desde el suelo hasta el techo en una esquina están una escritorio de madera con dos leones  troquelados a ambos lados, el anciano se sentó y me ofreció una silla frente al escritorio.     Mientras buscaba unos papeles contemple que en la pared de la derecha estaba empotrado un librero como de diez metros de largo que igual iba desde el suelo hasta el techo atiborrado de libros de todos los colores y al un lado el escudo nacional como de metal que parecía como fabricado ese mismo día, la bandera de pabellón a la par.
   -Aquí están me dijo. Mientras puso sobre el escritorio algunos libros.
   Comencé por el primero y era una especie de poemario, el cual contenía más de cien poemas, los cuales comencé a leer uno por uno, la verdad eran hermosos y para nada parecían improvisados. al final tenían una dedicación y estaban firmados por Rubén Darío, le mire a los ojos fijamente y solo me dijo:
-Continué.
   El segundo libro eran fabulas y cuentos muy pero muy lindas, pues todas hablaban de personajes de la mitología de nuestro país.  Y estaban rellenas con dibujos hechos a lápiz negro.
   El tercer libro era una novela titulada “La calle de las sirenas”.  Y la leí a grandes rasgos al final también estaba firmada con dedicatoria por parte de Salarrue. Le pregunte porque tenía esas obras de Salarrue que me parecían que eran Inéditas y me dijo:
-Porque el me las regalo, además mi padre me dejo los poemas de Rubén Darío autografiadas. Tengo también unas pinturas de Salarrue que también me obsequio. Pase por aquí y me señalo con dirección hacia la salita que ya conocía, salimos como buscando la calle y me detuvo frente a la puerta barnizada, saco una llave dorada y la abrió, ingresamos y llegamos hacia una habitación que será súper grande y al igual que el despacho en donde vi. las obras estaba totalmente forrado de madera desde el suelo hasta el techo, mire lo que desee me dijo que ya regreso y como niño en tienda de dulces comencé a recorres primero las pinturas las cuales conté en la pared como quince mas las que estaban en los estantes de madera, Huy Dije en mis adentros: -Y muchos piensan que conocen la obra completa de Salarrue. Estaba una aspada la cual decía que perteneció al Pirata Drake, el cual desembarco en las costas de Mizata, así como unos mosquetes en una caja de cristal la cual contenía las armas de pedro de Alvarado. Unos cañones que solo en las películas de pirata había visto. En una mesa contemple miles de fotografías de un señor blanco junto a algunos personajes que los he visto en los libros d e historia del el Salvador como algún presidente. Además de las fotos de la antigua urna de Santo Entierro y las fotos donde se esta Construyendo la actual, fotos muchas fotos antiguas de Sonsonete, las cuales ya ceceara yo que fueran mías, una donde se esta construyendo el portal de Goltree Liebes, otra donde están poniendo los primeros rieles en la vieja estación del tren como dije muchos miles. Desee que mis ojos fueran un escáner para captar todo aquello. Y justo al centro una tarima donde estaba  un cofre color negro como de i metro de largo por otro de ancho y la tapadera estaba abierta y juro que pude ver por primera ves monedas de oro además de unos crucifijos me pellizque varias veces y pude ver que no soñaba incluso di un salto y sentí el dolor del catéter que tengo instalado en el riñón derecho, Algunos animales disecados y mucha herraduras de plata. De presto apareció con Toño y me dijo que que quería llevarme y le dije que una foto antigua donde están construyendo el primer palacio municipal  a lo que accedió, camine tras de el en dirección hacia la puerta y salimos luego por la entrada principal hacia la puerta que daba a la calle el me agarro la mano y  mientras me despedía  dijo que lo visitara lo mas pronto posible le di las gracias y le pedí que me despidiera de su esposa mientras miraba mi reloj eran casi la una de la tarde, ya no llovía y me pareció raro que todavía hubiera luz solar, le pregunte  aun Policía y me dijo que faltaban dos para la una, sentí escalofríos pero continué en dirección hacia el centro buscando tomar el autobús.
   Al día siguiente desperté pero creí que todo había sido un sueño, mas sin embargo frente a mi computadora estaba una fotografía en la cual están poniendo los cimientos de antiguo palacio municipal  así que todo fue realidad, pero que raro al tratar de escanearla no aparece en la pantalla.  Corrí hacia aquella casa y toque y toque y salio una muchacha morena de ojos almendrados a la cual le pregunte:
-Esta don Toño?.
   Me miro seria al principio y luego me dijo:
-Mire Joven Don Toño el dueño de la casa murió hace mas de cincuenta años según cuenta su hijo.
-Gracias exclame. Creo que mis manos estaban pálidas y llegue hasta el Parque Rafael Campos, me senté frente al kiosco unos niños jugaban, camine hasta mi casa y al encender el computador salio un mensaje raro de programación el cual decía: “LOS RECUERDOS ESTAN ES SU CORAZON” atentamente Toño. Esta vez solo sonreí y nada más.


PEDRITO EL ESCLAVO

Llegaba el tren hasta Sonsonate, y la estela de humo dejada poco a poco se desvanecía entre los palos de mangos que estaban a la orilla de los rieles. Lentamente bajaban de los vagones las mujeres encopetadas con sus vestidos muy delicados y sin siquiera levantar un grano de polvo buscaban con dirección el Gran Hotel que las esperaba con un baño caliente y una cena después del largo viaje desde la capital.  Dos mujeres eran las últimas en bajar del tren, traían entre sus brazos unas canastas llenas de dulces de conservas y la más mayor se volteo para gritar:
-Pedro, apúrate con nuestro equipaje.
   Un mulato muy joven y de complexión fuerte apareció con unos bultos sobre sus hombros que no parecían que pesaran. Las dos mujeres subieron a una carroza tirada por dos caballos blancos y emprendieron camino con dirección hacia el centro de la ciudad. Pedro con los bultos en su espalda comenzó ha caminar lentamente y mas parecía que llevaba plumas pues hasta piruetas hacia con la carga. Mientras cruzaba por en puente Nicanor Fonseca, dos vendedoras de jicamas le saludaron:
-Buenos tardes Don Pedro.
   Pedro levanto la vista y las saludo: -Buenas tardes niña Manche. ¿Cómo ha estado?
Niña Manche. -Bien Don Pedrito, y que lleva en esos costales?
   Pedro. –La ropa de la patrona
Niña Manche. –Esa vieja es mala gente, te trata mal Pedrito
Pedro. –Doña Maria así es, pero veces es buena persona.
Niña Manche. –Buena Persona, si te trata retemal.
Niña Manche. –Como quisiera que jueras libre Pedrito, para casarte con la Lupe.
Pedro. –La Lupe es chula, y tiene cachetes bien rojitos
Niña Manche. –Y te quiere mucho Pedrito.
Pedro. –Ojala la escuchara la Virgencita de Candelaria y juera un día yo Libre.
Niña Manche.- Rezare por ti y le pondré su candelita de cebo a la Virgencita.
Pedro. –Gracias niña Manche. Me voy porque si no me regañar y me dejan sin cenar.
Niña Manche. –Que le baya bien Pedrito.
   Pedro siguió caminando mientras veía al fondo el rió Sensunapan y vio que nadaban unos tepemechines, al pasar frente al Hotel Palace, y desde la puerta lo saludaba el vigilante.
-No vemos Pedrito
Pedro. –Mucho gusto con Chepe,
   Así llego hasta atrás de Catedral y después de unas cuadras  llego hasta la puerta de la casa donde vivía mientras salía un niña rubia como el mismo sol mañanero, la cual al verlo lo empujo y salio corriendo mientras sus amigos de juego le gritaban: Pedro, Pedro, Mulato Negro, y salían corriendo, pero pedro solo sonreía y buscaba la entrada de la casa.
   Al entrar busco  la elegante estancia y puso sobre una mesa de copinol los bultos mientras se dirigía a la cocina escucho la voz del señor Dávila que le decía:
-Gracias a amigo. -¿Quieres un poco de Vino?
Pedro respondió: -¿No señor? Talvez más tarde.
Señor Dávila. –No quise ofenderte amigo
Pedro. –No se preocupe amo.
Señor Dávila. –Es que estoy muy contento porque vendimos toda la cosecha de café.
Señor Dávila. –Mas tarde iremos  a la finca.
Pedro. –Esta bien amo.
   Pedro llego hasta la cocina, donde lo esperaba la anciana Catalina, la cual le sirvió a pedro un plato lleno de frijoles y cuajada: Mientras Pedro Oraba se escucho por toda la casa los gritos de la Doña Maria:
-Pedro, Pedro
   La anciana Catalina salio a la sala y le dijo:
-Doña Maria, si Pedrito esta comiendo
 Doña Maria. –Que se apure que tengo que ir al Gran Hotel y tiene que llevarme unas cosas.
   Pedro con medio bocado de cuajada se puso en pie y busco lo que le había dicho su ama, ella salía por la puerta principal junto con su pequeña hija Glorita Dávila, tan Linda y tan mala como un tamagaz.
-Apúrate esclavo. Le gritaba
Pedro. –Si amita al instante.
   Pedro las siguió con un bulto sobre sus hombros mientras ellas caminaban, las lámparas ya estaba encendidas y alumbraban muy lindo las calles empedradas de Sonsonete, las líneas del tranvías de mulitas cruzaban sobre el puente Nicanor Fonseca y mientras caminaba Doña Maria acompañada de su mejor amiga Doña More; Glorita se adelanto y se empino para ver el rió que corría bajo sus pies, vestía unos lindos botines de charol y la noche estaba fresca con la luna llena justo cuando Doña Maria giraba la  vista hacia la pequeña Glorita, esta como un impulso involuntario o quizás ayudada de algún castigo divino cayo hacia el rió. Su madre grito desesperada y corrió al otro lado del puente mientras veía que su hija era arrastrada por las aguas del Sensunapan.
   Los ojos de las dos mujeres estaba horrorizados y los curiosos ya estaban en las barandas del puente; cuando una figura se lanzaba desde lo alto y caía al rió. Las mujeres se abrazaron y el jefe  de la policía llego hasta ellas y miraba con dirección del rió. Les pareció eterno la espera y mientras muchas personas que preparaban para ir ha buscar el cadáver de la niña; apareció Pedro el esclavo caminando con el Glorita entre sus brazos, todos corrieron en dirección al Hotel Palace  al encuentro de Pedro y Doña Maria entre llantos tomo a Glorita, que respiraba aunque lentamente, pero viva. El Señor Dávila llego cuando Glorita estaba despertando, la abrazo y la subió a su coche y desapareció con dirección a su casa, mientras todos los que se quedaron felicitaban a Pedro.
  Al llegar a la casa Pedro fue recibido por el Seño Dávila y Pedro pregunto:
-Como esta la amita?
Señor Dávila. –Ya esta mejor Pedro. –Le agradezco mucho.
Pedro. –No es nada amo,
Señor Dávila. –Claro que si amigo
Señor Dávila. –Ahora si no me despreciara la copa de vino Pedrito.
Pedro. –Amo será un privilegio, pero solo una.
El señor Dávila se tiro una carcajada mientras le servia una copa a Pedrito, su esposa que había escuchado toda la conversación le ofreció a Pedro unos dulces de conserva de coco, mientras le apretaba la mano y le daba las gracias.
    Muy de mañana llego a la casa de los Dávila un elegante señor con un bastón con empuñaduras de oro y el cual conversaba con el Señor Dávila quien le decía.
-Pues entonces que así sea.
Señor Dávila. Niña Catalina llame a Pedro por favor.
   Al instante llego Pedro quien miro sorprendido al elegante señor.
Señor Dávila. –Pedro el es el señor Diego Sánchez. –El será tu nuevo amo
Pedro. –Pedro amo, que hice mal, para que me venda
Pedro. –No quiero irme, quiero quedarme con usted
Señor Dávila. –Pedro será la mejor para ti.
Pedro bajo los ojos y séle salieron las lagrimas por vez primera.
Pedro. –Esta bien señor Sánchez, iré con usted y me portare bien.
Todos se tiraron la carcajada mientras Pedro levantaba la vista.
Señor Sánchez. – Bueno aquí esta el precio de Pedro, Doscientos Pesos de a ocho reales.
Pedro solo observaba mientras le entregaban el dinero al señor Dávila.
Señor Dávila. –Pedro acércate.
Señor Dávila. –Pedro este dinero es tuyo, el señor Sánchez te compro, pero yo le puse la condición de que el dinero seria tuyo.
Señor Dávila. –Ahora iras con el  a Guatemala.
Señor Sánchez... –Pedro de ahora en adelante sera mi hijo, pues seras parte de mi casa, Aceptas.
Pedro lloraba y no creía lo que le sucedía.
Señor Sánchez. –Al llegar a Guatemala te daré la carta de Libertad y nunca más serás esclavo.
   Glorita salio y abrazo fuerte a pedro y le regalo una medallita mientras le decía
-Pedrito, gracias por salvarme, Te quiero Pedrito.
   Pedrito se agacho y la abrazo y le dijo:
-Yo también la quiero amita.
Señor Dávila. –Bueno Pedro andando porque si nos los dejara el tren
   El señor Dávila lo abrazo fuerte y le dio la carta de venta al señor Sánchez, mientras le entregaba un reloj a Pedro. Pedro lo abrazo.
   Salieron en dirección a la estación del tren mientras Pedro soñaba pues al fin seria libre; subió al tren y mientras dejaba atrás a Sonsonete y pasaba por el bebedero la briza que le golpeaba el rostro era diferente, ahora era una brisa de libertad. Una brisa que le decía que algún día regresaría.




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2 comentarios:

  1. Hola amigo, este blog nesecita difusion brother,anuncialo ahi con los contactos en mensages privados, y una pregunta, tu sabes la leyenda de los positos, o las piletas en Izalco?recuerdo mi papa contaba que ahi llegaba el Diablo a lebantar s los que no le cumplian, se los llebaba desnudos en un caballo negro, quiza puedas investigar mas, son las piletas del rio shutia. hey este blog esta chido nomas hay que darlo a conocer mas. Felicitaciones mi amigo

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  2. lo investigare amigo y gracias por leer el Blog

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